La Comunidad Misionera Sal de la Tierra vive a Cristo Resucitado, esperamos que tú que visitas esta página también lo vivas y te prepares con ansias a recibir la promesa de Cristo, el Espíritu Santo; que puedas decir con toda certeza y convicción, YA NO SOY YO QUIEN VIVE, ES CRISTO QUIEN VIVE EN MI.
JESUCRISTO ESTÁ VIVO, RESUCITADO, REAL Y VERDADERO; ámalo, adoralo, alábalo, bendícelo, creele, deja que se glorifique en tu vida, permítele ser tu Señor, DEJATE AMAR.
en LA PRIMERA LECTURA vemos como los enfermos se sanaban y los apostoles hacian signos, incluso la gente colocaba a los enfermos para que almenos la sombra de Pedro los tocara; en el salmo alabamos a Dios porque es nuestro salvador, nuestra roca de salvación, la misericordia eterna...
en LA SEGUNDA LECTURA Jesús se aparece a Juan y le encarga escribir lo que vea, oiga, sienta, ese encargo es para ti, dá testimonio de Cristo donde vayas, Jesús también le revela a Juan su resurrección, poder y vida eterna...
En el SANTO EVANGELIO Jesús llega a sus discípulos, los visita, se revela no solo ante sus ojos sino ante todos sus sentidos, "Tomás: Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.", Jesús, el mismo de hace 2000 años, el que está vivo, te invita hoy a que creas en Él, a que lo dejes estar presente en todos los momentos de tu vida; quiere que en tu vida, trabajo, familia esté el tan familiar como lo era con sus discípulos, dejalo entrar, invitalo a tu cuarto a tus comidas, a tu sueño, DEJA QUE EL RESUCITADO VIVA CONTIGO...
Te invito a que busques en tu Biblia las lecturas de mañana, las leas, las medites, ores con ellas y luego vayas a la celebración de la misa y participes alegremente en esta fiesta dichosa en el día del Señor. Recuerda que orar no sólo es hablar con Dios sino también escucharle.
PRIMERA LECTURA.
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 117.
SEGUNDA LECTURA. Lectura del libro del Apocalipsis 1, 9‑11a. 12‑13. 17‑19
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.”
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.”
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor.”
Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.”
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: “Paz a vosotros.”
Luego dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.”
Contestó Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!”
Jesús le dijo: “¿Por qué me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.”
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario