¿Quienes somos y porqué lo somos?

Duitama-Boyacá
SOMOS UNA COMUNIDAD DE HOMBRES, MUJERES Y NIÑOS CATÓLICOS COMPROMETIDOS CON JESUCRISTO, CON LA IGLESIA Y SOBRE TODO CON LAS PERSONAS MÁS NECESITADAS DE DIOS. LLEVAMOS LA BUENA NUEVA DEL AMOR DE DIOS A DONDE SE NOS SOLICITA.
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"Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal deja de ser sal, ¿cómo podría ser salada de nuevo? Ya no sirve por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente. Ustedes son la luz del mundo, ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte? Mt 5, 13-14"

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sábado, 9 de abril de 2011

Lecturas Santa Misa 10/04/2011

V Domingo de Cuaresma -- Ciclo A





Primera Lectura: Ezequiel 37, 12-14

Salmo 129, 1-2-3-4ab.4c-6.7-8 (R.:7)
R. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

Segunda Lectura: Romanos 8,8-11


Evangelio:

+Lectura del Santo evangelio según San Juan (Juan 11,1-45)

Había un enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de Marta. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: "Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo." Al oirlo Jesús dijo: "Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella."

Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.

Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba. Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: "Volvamos de nuevo a Judea." Le dicen los discípulos: "Rabbí, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?" Jesús respondió:

"¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz del mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él."

Dijo esto y añadió: "Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarle" Le dijeron sus discípulos: "Señor, si duerme, se curará" Jesús lo había dicho de su muerte, pero ello creyeron que hablaba del descanso del sueño. Entonces Jesús les dijo abiertamente: "Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos allá."

Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: "Vayamos nosotros también a morir con él." Cuando llegó Jesús , se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá." Le dice Jesús: "Tu hermano resucitará." Le respondió Marta: "Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día." Jesús le respondió:

"Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?"

Le dice ella: "Si, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo."

Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: "El Maestro está ahí y te llama." Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue hacia él. Jesús todavía no había llegado al pueblo sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos, que estaban con María en la casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí.

Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto." Viéndola llorar Jesús y que tamién lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: "¿Dónde lo habéis puesto?" Le responden: "Señor, ven y lo verás" Jesús derramó lágrimas. Los judíos entonces decían "Mirad cómo le quería." Pero algunos de ellos dijeron: "Éste abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?" Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cuevam y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: "Quitad la piedra." Le responde Marta, la hermana del muerto: "Señor, ya huele; es el cuarto día." Le dice Jesús: "¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?" Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo:

"Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado."

Dicho esto, gritó con fuerte voz: "¡Lázaro, sal afuera!" Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rosotro en un sudario. Jesús les dice: "Desatadlo y dejadle andar."

Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él.

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