¿Quienes somos y porqué lo somos?

Duitama-Boyacá
SOMOS UNA COMUNIDAD DE HOMBRES, MUJERES Y NIÑOS CATÓLICOS COMPROMETIDOS CON JESUCRISTO, CON LA IGLESIA Y SOBRE TODO CON LAS PERSONAS MÁS NECESITADAS DE DIOS. LLEVAMOS LA BUENA NUEVA DEL AMOR DE DIOS A DONDE SE NOS SOLICITA.
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"Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal deja de ser sal, ¿cómo podría ser salada de nuevo? Ya no sirve por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente. Ustedes son la luz del mundo, ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte? Mt 5, 13-14"

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sábado, 20 de agosto de 2011

Lecturas Santa Misa 21/08/2011



Domingo XXI del tiempo Ordinario -- Ciclo A



Primera Lectura: Isaías 22, 19-23

Salmo Responsorial: Salmo 137, 1-2a. 2bc-3. 6 y 8bc (R.: 8bc)

Segunda Lectura: Romanos 11, 33-36

+Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-20

Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el parecer de la gente, ¿quién es este Hijo del Hombre?» Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas.» Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.» Entonces Jesús les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.







Lecturas Santa Misa 14/08/2011

Domingo XX del Tiempo odinario -- Ciclo A



Primera Lectura: Isaías 56, 1.6-7

Salmo responsorial: Salmo 66, 2-3.5.6 y 8 (R.:4)

Segunda Lectura: Romanos 11, 13-15. 29-32

Evangelio: Mateo 15, 21-28

sábado, 6 de agosto de 2011

Lecturas Santa Misa 07/08/11



Domingo XIX del tiempo ordinario, ciclo A




Primera Lectura: 1 Reyes 19, 9a. 11- 13a

Salmo 84, 9ab-10.11-12.13-14(R.:8)

Segunda Lectura: Romanos 1, 9-5


Evangelio: Mateo 14, 22-33


Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.

Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.

Jesús les dijo en seguida:
-«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»

Pedro le contestó:
-«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua. »

Él le dijo:
-«Ven. »

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
-«Señor, sálvame.»

En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
-«¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?»

En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.

Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
-«Realmente eres Hijo de Dios.»



Lecturas Santa Misa 31/07/11

Domingo XVIII del tiempo ordinario ciclo A

Primera Lectura: Isaías 55, 1-3

Salmo: 144, 8-9. 15-16. 17-18 (R.: cf. 16)

Segunda Lectura: Romanos 8, 35. 37-39

Evangelio:

Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.

Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:

Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer. Jesús les replicó:
No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.
Ellos le replicaron:
Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.
Les dijo:
Traédmelos.
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.